Un canto de optimismo y esperanza

Que los sentidos nos engañan es tan cierto como la luz del mediodía: los colores, sabemos que no están en la realidad sino únicamente en nuestra retina. Igualmente, el movimiento de los astros nos es como parece y el sol no da vueltas alrededor de la tierra.
También el tiempo y el espacio son ilusiones mentales, no existen, la moderna física cuántica nos lo demuestra.
Pues algo así nos pasa con las noticias. Los sentidos a través de los cuales las recibimos (prensa, radio y televisión) nos falsean la realidad extraordinariamente. En ellos abundan las noticias negativas, descorazonadoras, pesimistas acerca del comportamiento humano. Abundan los asesinatos, las pederastias, las violencias de género, los atracos
bancarios, las relaciones internacionales negativas… Y en política interna abundan los sobornos, los cohechos, las corruptelas (esos últimos, preferentemente en el partido que no e de la simpatía del medio de comunicación determinado que nos informa).
Nadie habla de buenas noticias porque “una buena noticia es – periodísticament hablando – una mala noticia”. Para los medios de comunicación no hay sacerdotes entregados ni voluntarios que visitan a los presos en las cárceles y a los enfermos en los hospitales (y tengo a varios amigos que lo hacen a diario), nos hay gestos de generosidad (que, en cambio, cerca de nosotros y entre nuestros vecinos y amigos vemos continuamente). No hay religioso en la India y en África atendiendo a los enfermos de malaria y de sida. No hay generosidad en las ONGs y en Cáritas….
A este respecto, diré que estuve recientemente en la presentación de la memoria 2018 de Cáritas Nacional y quedé asombrado del hecho de que, a causa de la crisis que estamos padeciendo, habían aumentado no solo las donaciones, cosa muy sencilla de hacer, sino también de las ayudas de voluntarios y las aportaciones en bienes inmuebles para atender a los más desfavorecidos de la sociedad. Comportamientos ejemplares de docentes, de políticos, de religiosos, de jueces y de médicos, por citar solo algunos de los estamentos sociales, nunca figuran entre las noticias de
nuestros medios de comunicación.
Quiero de este modo aconsejar un ejercicio mental muy sano: abrir los ojos al mundo que nos rodea sin hacer demasiado caso a nuestros medios de comunicación, cuyo sensacionalismo no tiene otro objetivo que aumentar sus ingresos manteniéndonos ignorantes y considerándonos unos incautos.
Pidamos ayuda a Ariadna para que nos saque también de este laberinto en que nos encontramos, engañados y despistados.

Nos merecemos disfrutar de este nuevo canto de optimismo y de esperanza.

ANGEL SAIZ

junio 2019

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