La corrupia
Son tan grandes las cifras de la corrupción que no se pueden comparar con las cifras de nuestra economía doméstica: 20.000.- euros de un buen coche no es nada para un negociante de corrupción; ni siquiera 200.000 de un buen piso.
- Necesitamos una unidad de medida adaptada a nuestra economía doméstica.
- Hay que ponerle nombre y apellidos. Ese dinero distraído de presupuestos millonarios, no deja calibrar la cuantía, la importancia del delito, son números que se suben por las nubes y en las nubes se quedan.
Y esconden lo más importante: ese dinero alguien se ha quedado sin él. No es solo un robo a la Hacienda, se ha quitado de una partida presupuestaria que tenía unos destinatarios. No es una cuestión contable es un crimen
- Se propone una cifra, la que sería una subvención mínima de Ayuda a la Dependencia = 400 euros al mes son 5.000 al año, y como unidad de medida darle un nombre = CORRUPIA
- 5.000.- ES UNA CIFRA MANEJABLE PARA SABER CUANTOS CIENTOS O MILES DE PERSONAS se quedarían sin ayuda necesaria para sus problemas.
Ejemplo: un cargo de confianza viene llevándoseuna media de 5.000.- al mes / 60.000 al año
Quiere decir que ese personaje está dejando sin ayuda a 12 familias a lo largo de un año: la gente necesitada en un tramo de calle de cualquier ciudad.
Se podría pedir a los Servicios Sociales de cualquier Ayuntamiento la lista de 12 familias que están esperando la ayuda que se come el beneficiado e imprimir un cartel con su foto. SE BUSCA por robo a 12 familias, con nombre y apellido.
El coste del aeropuerto de Castellón en torno a 170 millones – sin contar mantenimiento -podría resolver las necesidades de todo la provincia- cuantos años ¿?.
Otro ejemplo el ayuntamiento de Rosario / Tenerife decidió bajarse el sueldo un 50%, automáticamente 22 personas tuvieron trabajo en el municipio durante 18 meses, un montón de corrupias menos, que benefició a 22 familias con nombre y apellidos.
La dignidad que recuperan sus concejales devuelve la dignidad de gentes que llevan un trabajo digno a sus familias. Una vez más no es una cuestión de ideologías: simplemente decencia