EL DIA DEL ORGULLO GAY

La fiesta de ayer del Orgullo Gay me llevó a las siguientes reflexiones:
Los heterosexuales tenemos que aceptar con naturalidad la forma diferente que tienen los homosexuales de vivir su sexualidad. La mayoría de los seres humanos somos heterosexuales, ciertamente; pero tenemos que aprender a respetar a los individuos que no son como nosotros, que son diferentes, es decir, ni mejores ni peores ni más dignos ni menos dignos. Simplemente, diferentes.
Y si tenemos que aceptar esa forma diferente de la homosexualidad con toda naturalidad, están de más su ridiculización, su no aceptación, su estigmatización y, por supuesto, su persecución. El actuar de esa forma demostraría que no somos capaces de aceptar su diferencia con naturalidad.
También los homosexuales tienen que aprender a vivir su sexualidad con toda naturalidad, tienen que conseguir aceptar su diferenciación como algo tan digno y justo como la heterosexualidad. Los homosexuales no son más dignos ni deben sentirse más orgullosos que nosotros por el hecho de su diferenciación.
Mientras algunos homosexuales tengan que recurrir a esperpentos como los que se vieron en los actos del Día del Orgullo Gay y en la cabalgata que tuvo lugar no solo en España sino fuera de nuestro país, es evidente que bastantes homosexuales no han conseguido vivir su diferencia con naturalidad. Pero que quede claro que no todos los que participaron en ella se comportaron de forma un tanto fuera de lugar, muchos de ello acudieron a ella porque manifestaban claramente y con naturalidad su diferenciación sexual o simplemente querían compartir con naturalidad la diferencia del homosexual en la sociedad.
Es lógico que hoy en día muchos homosexuales no tengan claro por qué motivo manifiestan abiertamente su diferencia hasta llegar a veces a actuaciones poco sensatas y no pocas veces un tanto ridículas y provocadoras; pero llevan dentro, casi siempre con razón, su rebeldía y su desconcierto interno por culpa del rechazo social que durante siglos han tenido que padecer por parte de la mayoría “sensata”, de carácter heterosexual.
Pero ese es el objetivo y por ello debemos trabajar: que tanto los homosexuales como los heterosexuales nos aceptemos unos a otros y a nosotros mismos con total naturalidad.
Ciertamente, queda mucho por hacer por parte de unos y de otros.
En estas reflexiones y consideraciones que expongo han tenido mucho que ver algunos amigos que tengo, cuya homosexualidad conocemos los demás perfectamente. Son compañeros de trabajo, de barrio de colegio y también de familia, cultos, educados y ejemplares en muchos aspectos. No todos ellos fueron al desfile del orgullo gay, simplemente porque no todos comparten esas actuaciones públicas. La razón es muy simple: no necesitan
comportarse de otra forma que con naturalidad con su propia homosexualidad.
Nunca he visto en mis grupos de amigos que se hagan chistes de ellos, que se los ridiculice, que se les ponga en evidencia, precisamente porque no dan pie a ello. Y por eso precisamente, están encajados en la sociedad y se aceptan a sí mismos con toda naturalidad.
Ángel Saiz. Madrid, julio 2019

    1 Comments
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    Laberinto Español 17 de julio de 2019
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    Que ganas tenia de leer algo dicho con tanta sencillez y honestidad.
    Precisamente las puntos de diferenciación hay que tratarlos con sentido común - sentido de  lo común -, de lo que une, no de lo que enfrenta. 
    y naturalidad, las cuestiones de IGUALDAD no se resolverán hasta que con toda naturalidad sintamos que DA IGUAL.